Domingo, 18 Agosto 2013 12:23

COMER SANO EN VERANO

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¿Es en verano más difícil llevar una dieta sana que en el resto del 
 
año? Con el calor, el mayor tiempo libre, las terrazas al aire libre y 
 
las salidas a picotear o ir de tapas a deshora pareciera que también 
 
nos relajamos a la hora de planear qué comemos, cediendo más fácilmente 
 
a la tentación y fijándonos  menos en lo saludable del menú.
 
En otras épocas del año, lo corriente es reservar los “homenajes” 
 
gastronómicos para fechas festivas, de manera que son más los días de 
 
la semana en que tendemos a controlar la alimentación preparándola en 
 
casa. En buena lógica, cuando llega el verano y se disponen de algunas 
 
semanas libres la oportunidad de descuidarse puede aumentar y con ella 
 
abrirse la puerta a un mayor descontrol nutricional. Para evitarlo, 
 
vamos con unos consejos prácticos para alimentarse adecuadamente en 
 
esta estación
 
El principal problema que plantea el verano para la salud viene con el 
 
aumento de las temperaturas y la mayor hidratación necesaria para 
 
contrarrestarlo. A grandes rasgos, el sudor funciona como sistema 
 
refrigerante del organismo cuando pasamos demasiado calor, pero consume 
 
agua (además de sales minerales), que es el principal elemento 
 
constituyente del cuerpo humano. Si tuviéramos etiqueta de ingredientes 
 
diría “60% H2O”, por eso nos es tan necesaria y vamos a necesitar 
 
consumir suficiente en nuestra dieta veraniega. De lo contrario, la 
 
sensación de sed se calcula que aparece al perder un 1% de la que 
 
necesita nuestro cuerpo, al 2% se reduce el rendimiento físico y a 
 
partir del 5% pueden empezar arritmias, vómitos y espasmos.
 
Como regla general en verano hay que ingerir con la comida unos dos 
 
litros diarios de agua, aunque depende de las circunstancias de cada 
 
persona, por ejemplo un deportista necesita más que alguien que no 
 
realice esfuerzos físicos, o por edades los niños, adolescentes y 
 
personas mayores están más amenazados de sufrir deshidratación, y lo 
 
mismo embarazadas y personas con sobrepeso, que tienden a sudar más. La 
 
naturaleza en su sabiduría proporciona frutas y verduras de temporada 
 
que son verdaderas protagonistas de la gastronomía estival.
 
Por hacer un rápido resumen, entre las verduras,0 julio es buen mes 
 
para acelgas, berenjenas, calabazas, calabacines, cebollas, judías, 
 
verdes, las lechugas y sus cogollos, pepinos, pimientos verdes, 
 
puerros, remolachas, tomates y zanahorias. Y entre las frutas desde la 
 
naranja al aguacate y las uvas, pasando por ciruelas, higos, kiwis, 
 
manzanas, melocotones, melones, nectarinas, peras, piñas, plátanos y 
 
sandías. Fruta y verdura son productos ricos en vitaminas, minerales, 
 
antioxidantes y fitonutrientes y que les caracteriza una alta 
 
concentración de líquido que nos permitirá soportar de mejor modo los 
 
rigores del clima caluroso.
 
EL DESAYUNO
 
La “comida más importante del día” siempre merece especial atención, 
 
anímicamente es decisiva para la forma en que afrontamos el resto de la 
 
jornada, y en verano una correcta hidratación desde el primer momento 
 
es fundamental. La mayoría de la gente duerme entre siete y ocho horas 
 
diarias (al menos en España), lo que es mucho tiempo para el cuerpo sin 
 
hidratarse, por eso un vaso de agua debería figurar entre lo primero de 
 
nuestra lista nada más levantarnos. Los zumos también son una buena 
 
idea, siempre que sean sin azúcares añadidos y mejor naturales que 
 
concentrados.
 
Está claro que muchos tenemos un problema para renunciar al café por 
 
las mañanas, sin embargo hay que saber que si se trata de conseguir 
 
cafeína para despertarnos, su efecto estimulante dura apenas un par de 
 
horas, mientras que la teína se prolonga más tiempo, de manera que 
 
tomar un té como el verde puede resultar una alternativa más benéfica.
 
Para continuar, la avena y el muesli siempre son muy recomendados alla 
 
mattina, para hacerlo más atractivo y no por ello menos saludable, el 
 
muesli queda excelente con frutos secos y fruta deshidratada, y la 
 
avena queda muy resultona convenientemente acompañada de yogur griego, 
 
frutos del bosque tipo arándanos, frambuesas, fresas, grosellas, moras, 
 
etc, o trocitos de kiwis.
 
Otra forma sencilla (y más portátil) de gozar de los beneficios de la 
 
fruta es prepararla en zumo o batido, sin apartar la pulpa, que al 
 
masticar estimula los jugos gástricos y ayuda a la digestión y 
 
absorción de nutrientes. La granola es una forma rápida de contar con 
 
avena y fruta al mismo tiempo, pero también unos cereales integrales 
 
bien acompañados, siempre que no contengan azúcares añadidos y aditivos 
 
artificiales, pueden ser un buen sustituto. Ojo con esto porque la 
 
publicidad de las marcas más conocidas a menudo hace gala de 
 
propiedades saludables que yendo a la composición nutricional no se 
 
encuentran por ninguna parte.
 
 
Las piezas de fruta forman parte indisoluble de un buen desayuno, ya se 
 
han mencionado en forma de zumos y trozos deshidratados, pero si 
 
queremos tomarla al natural sólo hay que tener cuidado de no abusar, 
 
pues la fruta tiene un efecto saciante que hace que si es lo único que 
 
desayunamos al poco tiempo volvamos a tener hambre. Para evitarlo, se 
 
recomienda rematar el petit déjeuner con algunas proteínas 
 
contundentes, por ejemplo en forma de tortilla francesa o huevos 
 
revueltos, a ser posible con vegetales como champiñones, pimientos, 
 
cebolla o incluso brócoli, para hacerlo más completo.
 
Los huevos nos darán el aporte esencial para arrancar el día con 
 
energía, pero para conseguir similar efecto también nos sirve una 
 
tostada de pan integral con lonchas de queso fresco bajo en grasa o 
 
unas lonchas de pechuga de pavo o pollo.
 
PICOTEO ENTRE HORAS
 
Nadie debería esperar entre el desayuno y la comida o entre esta y la 
 
cena sin tomar un tentempié intermedio, porque llegará con un apetito 
 
feroz, por eso hay que comer cinco veces al día. Sin embargo para el 
 
intermezzo lo que buscamos son alimentos que sacien pero que no llenen, 
 
para reservarnos apetito para los manjares de la comida y cena. En 
 
verano el peligro es un poco como aquello de ”manos ociosas, manos 
 
pecadoras”, y puede ser que uno en vacaciones tienda más a tomar 
 
cualquier cosa rápida sin fijarse demasiado.
 
En vez del tópico helado industrial o la bolsa de patatas fritas ídem, 
 
siempre será más conveniente y saludable aprovechar el efecto saciante 
 
de la fruta que comentábamos antes, esta vez a nuestro favor, ya que se 
 
trata de un alimento fresco y sano que sacia rápidamente, y por lo 
 
general cómodo de tomar en cualquier sitio. El catálogo de 
 
posibilidades sería interminable, pero unos melocotones maduros, unos 
 
buenos higos, unos pedazos de sandía o melón, la pera y la manzana 
 
siempre agradecidas, unas uvas bien frías y en general toda la fruta de 
 
temporada desempeña brillantemente este papel.
 
Otra idea fácil para este verano puede ser cortar algunas verduras (por 
 
ejemplo, zanahorias y pepinos) en lonchitas muy finas, mezclar con 
 
hummus en un bol y dejar refrescar en la nevera, de manera que siempre 
 
tengamos a mano un aperitivo saludable a mano para combatir las altas 
 
temperaturas. En este sentido también la granola antes mencionada 
 
también puede ser útil, ya que se puede condimentar al gusto de cada 
 
cual, desde las cáscaras o gajos de naranja con canela a las almendras, 
 
nueces y pasas.
 
Una opción más exótica para un tentempié antes de comer es el pan 
 
casero plano tipo pita, o el tradicional Paratha de la India, 
 
utilizando en la masa en vez de agua jugos de frutas o vegetales y una 
 
vez horneado acompañado de queso o pepinillo. Y si ya estamos en la 
 
cocina con el mandil puesto, las sopas y cremas frías o tibias de 
 
vegetales también son recomendables, por ejemplo a base de berros, 
 
espinacas u otras legumbres.
 
COMIDA Y CENA
 
Porque nuestro cuerpo merece ser bien cuidado en cualquier época del 
 
año, a la comida hay que dedicarle el mismo mimo y cuidado aunque 
 
estemos de vacaciones. Habíamos dejado las recomendaciones para tomar 
 
algo entre comidas en las cremas frías, y por ahí se podría empezar 
 
para un primero muy de verano: Platos como el gazpacho, la vichyssoise, 
 
el salmorejo o la porra antequerana simplemente son perfectos.
 
También las ensaladas son siempre bien recibidas mientras se compongan 
 
fundamentalmente de verdura fresca, lo más habitual con una base de 
 
lechuga y tomate. En este sentido hay que tener en cuenta que cuando 
 
viajamos a otros países nuestro organismo puede encontrarse en la 
 
verdura cruda más peligros que en alimentos cocinados, esencialmente 
 
según la calidad del agua del lugar que visitamos, por ello puede 
 
resultar conveniente prevenir antes que algo nos siente mal y buscar 
 
alternativas cocinadas o asegurarse de que la verdura se limpia con 
 
agua embotellada.
 
En este sentido apunta la otra derivada peligrosa en la nutrición de 
 
verano, ya que las altas temperaturas son una condición óptima para el 
 
desarrollo y proliferación de microorganismos, lo que exige una 
 
conservación adecuada de los alimentos para que no resulten en 
 
intoxicación del comensal. Es el caso de los lácteos, que deben 
 
conservar intacta la cadena de frío igual que las carnes y pescados. 
 
Hay un plus añadido de riesgo y es que suelen hacerse más comidas al 
 
aire libre que el resto del año.
 
Los sospechosos habituales de una intoxicación alimentaria son cuatro 
 
bacterias: Salmonella, Listeria, Campylobacter y E. Coli, que pueden 
 
aparecer en alimentos frescos si no se han conservado o lavado 
 
correctamente. La Agencia Española de Salud Alimentaria y Nutrición ha 
 
preparado este decálogo de recomendaciones para prevenir intoxicaciones 
 
alimentarias y poder disfrutar tranquilamente de la cocina de verano y 
 
de unas merecidas vacaciones.
 
En este año internacional de la quinoa, no quiero dejar de mencionar 
 
este producto para hacer más original ensaladas y platos como este de 
 
nuestro amigo Carlos. También garbanzos y frijoles pueden interpretar 
 
ese papel, así como frutas tropicales tipo aguacate o piña, poniendo el 
 
broche al plato.
 
Los sandwiches también pueden ser una buena idea para el verano, 
 
sencillos de preparar y de llevar consigo, fríos o templados, pero 
 
atendiendo además del contenido al envoltorio, ya que no cualquier pan 
 
es igual de saludable, de hecho si seguimos con la operación bikini, se 
 
puede sustituir por hojas grandes de verdura como la lechuga. De 
 
relleno una ensalada de pepino o con alguna pieza de salmón puede 
 
quedar igualmente delicioso y satisfactorio.
 
 
Una variante más elaborada y original podría ser la hamburguesa 
 
vegetariana, habitualmente de alubias. En todo caso los platos fritos o 
 
preparaciones altas en grasas como las clásicas barbacoas con 
 
hamburguesas de carne no son apropiados para la dieta veraniega al 
 
tratarse de alimentos de digestión lenta y pesada, mala cosa para 
 
cuando el calor aprieta.
 
De segundo van estupendamente recetas a base de pasta o arroz, que en 
 
España cuentan con platos tan señeros como la paella y la fideuá, pero 
 
la carne y el pescado también ocupan su lugar, pero a ser posible 
 
evitando los preparados fritos y mejor con salsas ligeras o recetas 
 
sencillas a la plancha o al horno, en ambos casos con guarnición de 
 
vegetales.
 
Aquellos que aprovechan las vacaciones para acercarse al mar si no lo 
 
tienen de diario hacen bien en aprovechar los productos más frescos del 
 
mar al mejor precio acercándose a las tradicionales lonjas.
 
POSTRES
 
Como se ha dicho, los azúcares están contraindicados en verano, el 
 
exceso de glucosa en ambientes cálidos pueden dar lugar a picos 
 
hipoglucémicos, ya que se quema este componente muy rápido y el cuerpo 
 
sufre un desgaste brusco. Por eso, una buena idea es hervir fruta 
 
lentamente sólo con especias, de manera que se realza el sabor para un 
 
dulce o una compota sin aumentar la cantidad natural de azúcar.
 
En las combinaciones entre fruta y especias lo mejor es experimentar y 
 
adaptarse a los gustos de cada cual, por ejemplo peras y melocotones 
 
van muy bien hervidas en agua con anís y canela, no hay más que 
 
servirlas con yogur y un poco de azafrán et voilá! Manzanas y moras 
 
guisadas maridan estupendamente con un buen pellizco de canela, y la 
 
menta también puede dar juego en este tipo de postre.
 
Otro vegetal apreciable en este apartado es el ruibarbo, con el que se 
 
pueden hacer maravillas como esta, en forma de compota lo más sencillo 
 
o por ejemplo simplemente con jengibre y jugo de naranja. Los sorbetes 
 
y los helados naturales por supuesto no deben faltar para poner la 
 
guinda del pastel, no sólo hidratan y contienen algunas propiedades la 
 
fruta, sino que además el verano sería menos sin ellos.
 
 
 
FUENTE: la GRANJA - GOURMET
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