Uno de los aspectos más importantes para pedalear es la colocación de las calas. Con ellas vas a ganar mucha efectividad de pedalada y mucho control sobre la bici. Pero unas calas mal colocadas te pueden ocasionar lesiones de rodilla y problemas en los pies. Aquí te enseñamos en cinco sencillos pasos cómo evitarlos.
El primer paso es averiguar la distancia desde el talón a la parte delantera del pie, donde tenemos el apoyo más efectivo sobre el eje de los pedales. Apoyando el talón en la pared con un papel debajo, marcamos la medida desde el talón hasta el centro de la unión del hueso metatarso y la primera falange del dedo gordo. Marcamos y medimos con la cinta métrica (19,5 cm, por ejemplo).
Para un ajuste más preciso debemos sumar a nuestra medida unos 0,5 cm aproximadamente. Estos milímetros son el extra correspondiente al refuerzo del talón en las zapatillas. En el ejemplo que ponemos, pasa de ser 19,5 a 20 cm con estos 0,5 cm extra.
Ahora pasamos esa medida a las zapatillas para saber cuál es la ubicación de las calas. Marcamos el centro de donde irán las calas (en línea con el centro de las propias calas).
Es importante colocar las calas con el ángulo correcto. Marca la línea de colocación de las calas en la suela y después trata de dibujar una línea perpendicular a ésta que cruce la suela de la punta al talón. El cruce de las líneas en el centro de la cala será el punto de partida para apretar las mismas. Aprieta los tornillos ligeramente (con un poco de grasa en la punta). Apriétalos lo suficiente para que cuando hagas las pruebas no se te muevan las calas de sitio.
Con las zapatillas en los pedales (no hace falta que las tengas puestas) comprueba que ambos pies quedan paralelos y los talones están paralelos a la bici y no están ni hacia dentro ni hacia fuera. Cuando esté todo OK, haz el apriete final de los tornillos -¡ojo, no te pases de fuerza!-. Revísalos a menudo y mantén las calas limpias y los pedales siempre limpios y engrasados.
fuente:SOLOBICI
